Cubierta Mister Witt

Ramón J. Sender

MÍSTER WITT
EN EL CANTÓN

Ilustración: Alberto Gamón

Prólogo/Epílogo: José Domingo Dueñas Lorente

El 12 de julio de 1873 se inició la sublevación cantonal de Cartagena, la insurrección de mayor trascendencia de las que se sucedieron al poco tiempo de la proclamación, en febrero de ese mismo año, de la Primera República española. Sesenta años después, Ramón J. Sender, que ya había publicado algunas obras de fuste, como Imán Siete domingos rojos, eligió ese episodio como el tema de la novela que presentó al Premio Nacional de Literatura convocado en 1935, cuyo jurado estaba presidido por Antonio Machado y contaba entre sus vocales con Pío Baroja. La obra de Sender resultó premiada y se publicó por Espasa-Calpe pocos meses antes de que se produjera el golpe de estado que supuso el principio del fin de la segunda experiencia republicana española.
Como protagonista de su novela, Sender no escogió a uno de los personajes históricos que tomaron parte en la insurrección cantonal —algunos de los cuales juegan un papel destacado en la narración—, sino a uno ficticio, míster Witt, un ingeniero inglés casado con una española, Milagritos, que lleva afincado en Cartagena varios años y que, debido al puesto de responsabilidad que desempeña, es testigo privilegiado de los sucesos que se desarrollan en la ciudad, sucesos que le suscitan una mezcla de rechazo y admiración. Míster Witt en el Cantón sobresale tanto por la recreación vibrante y con una marcada impronta social de un hecho histórico de gran significación en la historia del siglo XIX español como por el acabado retrato psicológico de su protagonista, un hombre recto y metódico que oculta a su mujer el abyecto papel que desempeñó en un momento de su vida y al que los celos empujarán a tomar una decisión que influirá de forma trascendental en los acontecimientos

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Sobre el autor

Ramón J. Sender empezó a escribir y a colaborar en prensa a temprana edad, y a los veintitrés años, tras su licenciamiento del Ejército, ingresó en la redacción del diario El Sol como redactor y corrector. En 1936, año del comienzo de la guerra civil, era uno de los escritores más prestigiosos del momento. Hasta entonces había publicado, entre otros títulos, las novelas Imán Siete domingos rojos. En 1938 se exilió a Francia, y en 1939 se embarcó hacia México, donde vivió hasta 1942. Este año se trasladó a los Estados Unidos, país en el que trabajó como profesor de literatura. Falleció el 16 de enero de 1982 en San Diego (California), y sus cenizas fueron esparcidas sobre el océano Pacífico, a miles de kilómetros de Chalamera, la pequeña localidad de la provincia de Huesca en la que había nacido el 3 de febrero de 1901. Cultivó todos los géneros literarios (novela, poesía, relato, ensayo, teatro, artículo periodístico, memorias), pero es la novela el género al que pertenecen sus creaciones más recordadas. De las más de sesenta que publicó se pueden destacar, además de las mencionadas anteriormente, Epitalamio del prieto Trinidad, Crónica del alba (ciclo compuesto por nueve novelas al que da título la primera de ellas), El rey y la reina, El verdugo afable, Bizancio, El lugar de un hombre, Réquiem por un campesino español, La tesis de Nancy, La aventura equinoccial de Lope de Aguirre, El bandido adolescente o Las criaturas saturnianas.